Yami Douga (Kazu Kodama - Japón, 2012)

    Yami Douga pretende ser una recopilación de grabaciones caseras realizadas en Tokio y en las que se registra algún fenómeno paranormal. La temática no es original ni siquiera para cuando fue estrenada en 2012 y, en algunos casos, los efectos dejan bastante que desear. Sin embargo tiene algunas historias interesantes y bien desarrolladas como aquel relato en el que una empresa de limpieza es contratada para limpiar una tumba y rendir culto a los muertos con dos condiciones: que no dejen de grabar en ningún momento mientras realizan las tareas y, la segunda, que debían hacerlo a las 2 a.m. La historia está bien filmada y la trama argumental se desarrolla de manera óptima presentando giros que dejan un buen sabor al finalizar la cinta y también algunas preguntas resonando en nuestras cabezas.




Si piensas verla, tal vez prefieras no seguir leyendo (spoiler).

    La historia en cuestión desarrolla muy bien la temática de las maldiciones y nos recuerda a tradiciones muy arraigadas en la cultura japonesa como la maldición Ushi no toki mairi en donde, a través de una ceremonia, se logra que una persona muera gracias a la intervención de los espíritus convocados. 

    Lo bueno del tercer video que forma parte de Yami Douga, es que hacia el final, se deja planteada una inquietud que viene a cerrar muy bien la historia. En una entrevista realizada al asistente del señor contratado para limpiar la tumba, él dice que lo que le había llamado la atención cuando fue a buscar a su jefe a la casa, es que su mujer lo despidió sonriendo, como si estuviese feliz. Y agrega que, en los años que la había visto, jamás la había visto sonreír debido a que su marido la maltrataba y la golpeaba. Así, se deja planteada la posibilidad de que el hombre de la limpieza fue en realidad contratado por alguien allegado a su esposa para poder librarse de él. El pedido de tener que filmar todo el proceso no tenía otro fin que el de asegurarse que el hombre leyera efectivamente la oración que no era otra cosa que el conjuro que servía para convocar a los espíritus que producirían su muerte.
Lo interesante del planteo de este relato es que aquí nos encontramos con una mujer que recurre al conjuro espiritual para librarse de la violencia que padecía evitando su muerte, lo cual es un giro en el que la típica historia se centra en el espíritu de la mujer que busca venganza tras haber cometido suicidio o haber sido asesinada.





    Este relato hace que merezca la pena ver Yami Douga aunque no sea la única historia que realmente cumple con las expectativas. El video que abre el ciclo, en el que una pareja se encuentra lanzando fuegos artificiales en una páramo alejado de la ciudad también plantea una historia simple pero bien narrada y que nos dejan flotando algunas preguntas.

    Por último, resulta interesante el hecho de que el film aclare que el derecho japonés no establece penas para aquellas muertes provocadas por maldiciones lo cual parece ser cierto mientras no exista una amenaza o intimidación. Es decir, que no se puede lanzar la maldición directamente en la cara de la persona ya que eso constituye una forma de intimidación (delito) pero nada parece decir el derecho de lo que ocurre en caso de que la maldición sea lanzada de manera encubierta, como en el caso de Yami Douga. 




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